Wilmington, una ciudad que sorprende a orillas del Cabo de Miedo



WILMINGTON

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Frente al río Cape Fear la ciudad de Wilmington en North Carolina sorprende. Una pasarela de madera bordea las orillas del río desde el Puente Memorial Cape Fear hasta el Puente Isabel Holmes. El casco histórico de esta ciudad que se extiende a lo largo de sus 230 cuadras es uno de los mas importantes de EEUU.

La serenidad de los barrios “más alejados”, las calles empedradas y el hipnótico paseo por sus casas históricas terminan por confirmar que el destino es todo un acierto.

Más allá las playas de Wilmington Beach, el atardecer épico desde su muelle y el sonido en el aire de la música de la serie Dawson’s Creek filmada por acá.

Qué hacer en Wilmington:

1- Caminar (especialmente al atardecer) por el Riverwalk sobre el río Cape Fear. Las vistas al Cape Fear Memorial Bridge son imponentes. Las mejores son desde S Water St. Por acá Pilot House para sentarse y comer o tomar algo es lo máximo.

2- Recorrer el Historic District poblado de templos, mansiones Antebellum, museos, casas históricas y el Oakdale Cementery.

3- Visitar la mansión Bellamy, imperdible joya histórica y arquitectónica.

4- Atravesar la Market St y desviarse en cada calle que la corta. Las mejores casas históricas y calles empedradas con vistas únicas. La bajada por Orange St hasta el río: escénica.

5- Llegar hasta los Jardines de Airlie, en Bradley Creek Point. Un paseo entre esculturas, más de 100 mil Camelias, vistas y encanto.

6- Visitar el Buque de guerra USS North Carolina, utilizado en la Segunda Guerra Mundial.

7- Bajar hasta Wilmington Beach (son 30’ en auto desde el centro) y disfrutar de las playas, centro veraniego y vistas al océano. El Carolina Beach State Park con circuitos para caminar. El Acuario y el Fuerte histórico Fort Fisher.

8- Navegar el Cape Fear (en temporada de verano muchos programas) es imperdible!

9- Dormir en algún hotel boutique dentro de una casa histórica.

Diario de Viaje - Wilmington

Atravesamos el Francis Marion National Park y dejamos Charleston atrás. Una serie de Plantations se cruzaron en el camino.

La ruta va inmersa en un bosque que nos guía el rumbo. Senderos para hacer, avistajes de aves y pueblos que se cruzan. Georgetown se presenta en medio de la ruta y hacemos la primera parada. Solo con bajar sentimos un olor bastante desagradable en el pueblo. Miramos al otro lado del río y entendemos el porqué. Una fábrica enorme tiene sus chimeneas humeantes. Es una papelera y el olor inunda a este pueblo y nos ahuyenta rápido.

Myrtle Beach nos espera. Llegamos sobre el mediodía y vamos directo al muelle. La ciudad nos recuerda a Daytona en cierto punto y a Coney Island en otro. El destino es puramente veraniego y de dudosa estética. En estas épocas se ve poca gente.

La ruta nos vuelve a encontrar, después de un almuerzo sobre el muelle soñado, bordeando la costa. Cruzamos un nuevo estado, Carolina del Norte es el cuarto estado de este viaje (por ahora).

Wilmington es nuestro destino y llegamos sin nada de expectativas. Como pasa siempre en estos casos, la sorpresa nos supera.

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